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La pareja depende mucho del compañero.

Es el jefe de la música y determina cuándo hay que bailar qué. Y entonces el compañero puede preocuparse mucho si lo que el compañero hace con la música no coincide con su conocimiento de su parte en relación con la música. La compañera dirige al compañero determinando con el movimiento de su cuerpo cuándo, dónde y cómo irá el compañero. También en este caso, la pareja puede estar muy preocupada si su dirección, el ángulo, la dirección, la velocidad, el grado de giro, el ritmo que marca la pareja no coincide con lo que ella sabe de su parte.

El compañero determina la presión y la tensión en la pareja con las que puede acelerar el movimiento o alcanzar puntos arriesgados y complicados. Aquí también hay mucha ansiedad para la pareja si a ésta no le importa si su pareja se ve digna en tal o cual elemento, en tal o cual pose en la que la ha colocado. Aquí es responsable de su equilibrio, su equilibrio que, si no lo encuentra, puede obstaculizar enormemente sus esfuerzos por hacer tal o cual elemento de forma técnica, competente, bella.

Por todo esto la pareja puede sufrir fuertemente que ella sabe y puede hacer mucho en el baile, pero no tiene oportunidad de hacerlo, porque la pareja aquí no se preocupa por ella. Y tiene miedo de parecer una «vaca en el hielo», «gracias» a su liderazgo.

Al mismo tiempo, debido a esto, la pareja tiene mucha responsabilidad en el baile del compañero. Es el portador de la iniciativa. Y así, siempre hay un terreno muy fértil para el conflicto aquí, si el socio no es consciente de la magnitud de su responsabilidad o si el socio no respeta el duro trabajo, el enorme número de tareas a las que el socio tiene que hacer frente.

Básicamente, la pareja tiene dos tareas: estar bien preparada técnicamente, ser atlética, y cuidar el baile de su pareja. Y ambas tareas tienen el mismo peso, importancia y cantidad de trabajo de entrenamiento, mientras que el compañero simplemente debe estar bien preparado técnicamente y ser atlético.

Los conflictos en este ámbito surgen la mayoría de las veces por iniciativa del socio, ya que éste no suele ser consciente de la cantidad de trabajo que realiza el socio, pues le resulta bastante obvio desde su posición de rol lo que el socio tiene que hacer para que una pieza salga adelante y dónde y cómo tiene que dirigirla.

Es un craso error intentar decirle al compañero exactamente lo que tiene que hacer. Este método no es productivo, porque la pareja sólo puede dirigir si se deja dirigir por él sin hacer todo el trabajo por él, reaccionando con sensibilidad a los más mínimos cambios en sus movimientos. Aquí también hay riesgo de conflicto si el compañero lo hace desafiante: mira qué torpe eres, en qué pose me has puesto.

Dirigir es difícil de coordinar y cansa rápidamente.

A la vista de toda esta información, parece posible identificar los puntos estratégicos que pueden ayudar a construir un liderazgo competente en la pareja con el mínimo coste emocional y de pérdidas.

Tarea para el socio:

Ten en cuenta a la pareja, su equilibrio y su deseo de estar guapa. Respeta este deseo y apóyala. Sé consciente de su impaciencia y sé capaz de tolerarla. Date cuenta de que al exigir algo a petición suya, no está exigiendo sumisión, ni humillación, sino atención a sus dificultades. Darse cuenta de que el cuerpo de ella no funciona igual que el de él y que ella no obedece órdenes mentales, sino que sólo es capaz de reaccionar a lo que él hace. Y capaz de hacerlo exactamente como ella sabe hacerlo.

Tarea para la socia:

Sea consciente del hecho de que su pareja tiene dos tareas al mismo tiempo – su movimiento y su movimiento, tratando de coordinarlos. Tenga en cuenta la capacidad del socio para cansarse de este trabajo. Tenga en cuenta su propio deseo de estar guapa. Ten en cuenta su impaciencia y sé capaz de soportarla. Tenga en cuenta que él tiene su propia velocidad de comprensión y conciencia del proceso de interacción en la pareja, y el conocimiento de la pareja sobre sí mismo y sus sentimientos en el baile no se transmite telepáticamente a él. En esta fase sólo puede hacer lo que sabe hacer.

Si tu pareja o compañero/a hace algo que tú no quieres que haga, no significa eso:

  • lo hace para fastidiarte, desafiante, para poner de relieve tus carencias.
  • No entiende o no quiere entender.
  • Tú lo sabes mejor (esto es prerrogativa del entrenador).
  • tienes el poder de dictarle lo que debe hacer.
  • tu irritación corregirá sus defectos.
  • Sólo tienes una opción: sufrirlo.

Si seguir estas pautas te parece difícil con tu pareja, si no soportas su forma de aprender, de entrenar, de interactuar contigo, busca otra. Pero también tendrás que aprenderlo en la otra pareja. Las parejas de larga data son buenas porque hay tiempo para aprender y acostumbrarse el uno al otro. No existe la opción perfecta en absoluto, en cada nueva pareja hay que aprender a interactuar, debido a la singularidad e individualidad de cada persona. Nadie dice que sea fácil: es sólo otro reto de entrenamiento. El deporte de equipo se diferencia del deporte individual en que, además de las tareas deportivas y técnicas, existe ésta: entrenarse para hacer algo en equipo, de forma coordinada. Si no eres una persona de equipo por naturaleza, practica un deporte individual.

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